domingo

Irati Xtrem

Otsagabia – Navarra

Hace unos años ya recorrimos esta zona del pirineo navarro por nuestra cuenta, fuera de carrera. Es otro de esos enclaves de los que siempre has oído buenas críticas. Carreteras y pueblos tranquilos, praderas y puertos infinitos, con las ventajas de ser una zona a la todavía no ha llegado una afluencia masiva de turistas. Una vez más, una joya para los “cazatalentos viajeros”.

Acudimos una selección multiprovincial: Piti, vinatero y alcalde de Mazagatos (SG), Oscar, de Almazán (SO), Soto, de Las Inviernas (GU), y alli nos encontraríamos con la encantadora Vane, la investigadora más influyente de Burgos, actualmente dándolo todo en Pamplona. Cualquier destino sería bueno con toda esta compañía.

Primera noche, en una pensión rural en Burguete, impecable pueblo que, según nos cuentan fue completamente remodelado tras un incendio de otro siglo provocado durante una boda por un cohete que no supo expresar la alegría con la que fue lanzado.

Como siempre, a la mañana siguiente nos ponemos en pie antes de que salga el sol, y ponemos rumbo a Otsagabia, a unos veinte minutos, donde ya, más tranquilamente desayunaremos y recogeremos los dorsales para la carrera.

Con el buche lleno y el dorsal a la espalda, llenamos los bolsillos del maillot, cremas varias, ajustamos los zapatos, casco, gafas, guantes, ¿me dejo algo? A la montura.

Esta es una competición diferente, se trata de un recorrido de 145 km en los que se suben una decena de puertos, que incluyen a los que en mi opinión son los dos más duros que he subido, Errozate-Artaburu, y Larrau. Todo el recorrido es libre y no cronometrado salvo los doce kms de ascensión a Larrau.

Incorpora todo aquello que me atrae de la bici, de una forma menos violenta y competitiva. Durante el recorrido no se tomarán tiempos, ni puestos, es un recorrido libre, salvo la ascensión a Larrau. Es algo aconsejable y necesario. Aconsejable por que es la forma optima de publicitar el paisaje y pueblos de la zona, no hay presión competitiva a pesar de que todo huele a ciclismo. También es necesario, ya que no siempre los lugares más bellos tienen las carreteras con el mejor firme o la anchura más adecuada. Este recorrido sería espeluznante en carrera. Mejor así.

Sin embargo la competición también es necesaria, por ello tendremos ocasión de “sacarnos los ojos” en la cronoescalada de Larrau.

Lo que más sorprende de la IratíXtrem es el buen ambiente durante todo el día. Como no se va a “cara de perro” es un gozada ir charlando o ponerse tibio en todos los avituallamientos sin ninguna prisa, a la antigua usanza: sentados tranquilamente en una pradera disfrutando del paisaje, y no como estoy haciendo este año en más de una ocasión, que ni huelo los avituallamientos, es algo que me estoy perdiendo desde que me da por intentar hacer buenos puestos en las carreras, me tengo que conformar con los apetecibles y deliciosos geles y barritas que me tengo que comer a una mano sin dejar de jadear, algún día me voy a ahogar por no poder tragar un bolo energético en algún repecho.

A lo largo de la mañana, todos intentamos hacer el recorrido a nuestro ritmo, reservando fuerzas para el petardazo final. Eso si, que me expliquen a mi como se hacen 115 kms con 9 puertos, incluyendo el Errozate y sus rampas “reservando fuerzas”, me parto.

El primer punto conflictivo viene de camino a la fábrica de armas de Orbaizeta, donde nos meten por una pista de hormigón de unos 1500m en los que el porcentaje de las rampas no bajará del 18 o 20%. Hay que subir despacito, jeje, hay que reservar… Como si se pudiera subir deprisa… Solo hay una velocidad, la que te permita no caerte de la bici…que majetes estos de la organización.

Tras unos cuantos puertos más, llegamos a Errozate. Me quiero morir. No se cuantos kms tiene, parecen 350. Es una subida a base de escalones, rampa-descansito. Lo malo es que los descansitos no creo que bajen del 10%. Algunas rampas pasan del 20%.

No sé por qué, me dan dos tirones en los dos contramuslos, será que no estoy acostumbrado a subir los puertos “reservando”, jeje. Fui capaz de estirar sin bajar de la bici en unos de los “descansos” (subrayo las “”), así como de comer y beber abundantemente. De esta forma pude recuperarme de la subida de bolas sin que mi compañero adnamantino lo supiera, sería una deshonra que se enterara que estoy teniendo tirones subiendo un puerto “reservando” (vuelvo a subrayar las “”). Me parto.

Menos mal que tras coronar, de camino al avituallamiento de Muga, disfruto de unos de los paisajes más chulos que haya visto encima de una bici. Merece parar en el avituallamiento a ponerse las botas…

Pues nada, solo nos quedan unos cuantos puertos más, y por fin, a dejar de “reservar”, a por todas en Larrau, jej. Los que quedan son algo más llevaderos, aunque los esfuerzos ya se van acumulando. Poco a poco nos acercamos a la cima del último puerto antes de la crono. Hay que parar, comer bien, aunque no muy abundante, y sobre todo, hidratarse bien, el calor empieza a pesar. La bajada del puerto de Irati, Bagargi, es una maravilla para subirla, más de 10km sin un solo descanso y unos porcentajes bestiales, pero la bajada se hace muy pesada, hay mucha gravilla, la bici se embala y hay que llevar mucho ojo.

Realmente, el puerto de Larrau empieza unos 2 kms antes de llegar al pueblo del mismo nombre, aunque los tiempos se empezarán a tomar al paso por la alfombra a la entrada de este. Estas primeras rampas vienen bien para tonificar un poco las piernas después de una bajada tan delicada.

Sin darme cuenta, llego a la curva de 180 grados donde comienza la crono, paso por encima de la alfombra, pip-pip, canta el chip que llevo en el tobillo, y empieza lo gordo. No sé muy bien como afrontar este tipo de esfuerzo, es complicado administrar todas las fuerzas que quedan en un esfuerzo tan continuado. Normalmente estamos acostumbrados a gestionar nuestras energías a lo largo de varios puertos, subiendolos a un ritmo más o menos fuerte, para que el tiempo total en la centena o centena y media de kms de carrera sea lo mínimo posible, pero aquí, es muy difícil saber cual será el ritmo que te permitirá llegar arriba en el menor tiempo posible.

Si me paso un solo punto en la generosidad de mi esfuerzo, este puerto no perdonará y troncharé antes de lo que me imagino. Si voy más despacio de lo que debo perderé demasiados segundos por km y por mucho que apriete al final será imposible de recuperar.

El puerto tiene 12kms. Los primeros 8 son continuos al 10-11%. A continuación en el Collado de Erroimendi comienza una bajadita suave de 1km aproximadamente, que continúa con otro km que pica hacia arriba pero de forma leve. El puerto termina en unas zetas de 2 kms que de nuevo no bajan del 11%.

Mi intención es subir de menos a más como pueda hasta el Collado, meter plato en la bajada y aguantarlo mientras pueda. Dividir las zetas en dos tramos de 1km, el primero a ritmo constante, y el último echando el resto hasta la linea de meta. Como teoría esta bien, ya veremos en la práctica.

Los primeros 8kms los haré con todo el desarrollo metido, plato de 34 dientes y piñón de 25. Aprovecho que hay mucha gente con ritmo mas lento que el mio, lo que me permite subir marcando objetivos intermedios, cogiendo uno por uno a todos los que me iba encontrando, psicológicamente te hace ir fuerte. A medida que se acerca el descanso voy subiendo el ritmo, hasta que corono completamente muerto, no hay tiempo que perder, como puedas tienes que meter el plato y darlo todo en la bajada, sin olvidar que tienes que llevar una cadencia elevada para oxigenar las piernas y bajar las pulsaciones. Me encuentro bien.

Aguanto el plato casi todo el tramo previo a las zetas. Al poner de nuevo el plato pequeño veo que las piernas ya van vacías. Paciencia, solo tienes que aguantar un km a ritmo, y el último será cuestión de echar el resto. Me marco como punto para empezar a echarlo todo la penúltima herradura, a partir de ahí, 400m de recta, me duele todo, tengo que aguantar, llego a la última herradura, hay un montón de público, se nota. Bajo un piñón más, me pongo de pie y suelto lo que me quedaba, tras buscarlo por todo mi cuerpo. Pip-pip, ya estás arriba.

Al final, puesto 15 de los casi 1000 que terminaron, mucho mejor de lo que pensaba.

Tras unos segundos hasta que bajo de Júpiter, soy capaz de acercarme a por algo de liquido y darle dos besos a la Vane que ha sido tan maja de venir a la cima a vernos llegar, por lo menos a lo que quedaba de nosotros…

Poco a poco van llegando Oscar, Piti, Soto, y todos los demás conocidos, que la verdad, no son pocos. Todos llegamos rotos, ha sido un gran esfuerzo, pero como siempre, mereció la pena, ha sido un gran día. Tras un buen rato acomodados en las piedras de la cima, iniciamos la bajada hasta Otsagabía, ducha, masaje, batallitas, macarrones, más batallitas, y entre todos convencemos al de Almazán a que pruebe esa noche a vivaquear por primera vez. Al final le encantó.

El domingo paseito tranquilo y agradable, comida en Ezcaroz a orillas del río, y de regreso. Otro fin de semana inolvidable.

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