jueves

Puertos de Ribagorza 2011



Por fin, ya era hora, después de todos estos meses entrenando y penando por las carreras de la piel de toro, llega mi parte del año favorita, la época de las marchas de larga distancia, de esta de Ribagorza, de las Iratis, de las QHs, de las Maratonas, de las incursiones francesas, de las Pericos o de las Larraus…



Así podré ir ya sacando alguna que otra conclusión en esa especie de experimento sociológico que últimamente estoy llevando a cabo sobre de que va la vaina al darse un poco más de caña (solo un poco) e intentar verme en alguna que otra batallita. Ya sabéis que tenía curiosidad.


Eso sí, esta también es la época de los planes completos de finde, de las buenas compañías, de continuar descubriendo rincones chulos, y de pegarnos alguna que otra tripada de vez en cuando, no van a ser todo macarrones y arroz blanco! Que ganicas tenía!

Aqui, con David Ibañez de Campagnolo, que majete, a puntito de convencerlo para que se viniera con nosotros al hotel, se quedó con ganas, yo creo que para la próxima...



Tras largas llamadas y dificultades, conseguimos reservar habitación en el hotel que habitualmente utilizo en Graus. Este año, cautivados por la calidad de sus servicios y la cercanía a la línea de salida, me acompañan los Itxaspe, Koro e Iñaki, posiblemente podium en la clasificación mundial de gente maja, se lo curran, la verdad. Buenas vistas, temperatura agradable, y toda la comida que quieras (la que lleves), todas estas son las ventajas de dormir en las gradas del campo de fútbol de Graus.


En el desayuno me empezó a entrar el canguis típico... no lo puedo evitar. A Koro muy nerviosa no se le veía...



Pues la verdad es que no me encontré mal, estuve jugueteando durante toda la mañana, me pude ver en grupos en los que nunca me había visto y sobre todo tenía ganas de saber, o de comprobar sobre un papel, sobre una marca, que podía superar al Ernesto de hace un par de años, tanto por propia superación como por sacarme las espinitas de todos los problemas del año pasado, prácticamente en blanco. Un montón de experiencias a la saca.





Todo mentira Deivid, todo mentira...



Una vez terminada la marcha recibimos serias amenazas por parte de nuestro querido Iñigo, “el Marqués” para acercarnos a pasar noche a sus dominios, a su Marquesado, un rincón del pirineo perdido en medio de la nada, completamente aislado del mundo real, en el que colabora en la gestión de unos cuantos alojamientos rurales (Podeis echar un ojo en http://www.molinias.es/). Es un lugar impresionante en un entorno impresionante, para aquellos que quieran perderse por unos días. Completamente recomendables.




Nuestra parte del trato por la que sucumbimos a la amenaza fue que bajo ningún concepto aceptaríamos dormir en ninguna de las camas que se nos ofrecieron (y mucho menos en ninguna de las compañías que se me ofrecieron). Estábamos decididos a vivaquear esta segunda noche.


Y es que lo merecía, el fondo de un montañoso valle prepirenaico como decoración, un extremadamente nítido cielo nocturno, una primavera en plena explosión, una de esas noches que hacen afición por dormir bajo las estrellas. Y cuanta gente no lo ha probado…


Allí nos asociamos Iñigo, Angel Luis, Yann (flamante Champion de la France), maestro Luilli, y el equipo vivac: Koro, Iñaki, Soto y un servidor (aunque sirva para poco…), dispuestos a hacer buena cuenta de una cena de recuperación con antioxidantes, a base de chuletitas, choricito, pancetita, longanicita, y un vinejo que multiplicó el número de estrellas del firmamento. Sencillamente brutal.


Uuuuuuoooooaaaaaaaahhh, buenos díassss, que bien hemos dormido… hasta que no nos dió el sol en la cara no nos levantamos. Desayuno tranquilo, y a preparar las bicis. Saldremos a estirar piernas. Condenado Marqués, nos ha preparado una rutilla de 90 kilometros, pero… con 2000 y pico de desnivel, será jodío…


Aun con todo, su encerrona mereció la pena. La idea era salir de Molinias e ir recorriendo distintas carreterucas secundarias cosiendo unos cuantos pueblos preciosos de esta zona del pirineo, o prepirineo, según se mire: Arro, Los Molinos, San Lorién, Laspuña, Gallisué, Buerba...





Algo que nunca dejará de sorprenderme es la inmensa variedad de paisajes que tenemos, no ya solo en la cordillera pirenaica, sino en nuestro cuco pais. Nos hartamos de coleccionar destinos turisticos de panfleto y muy cerquita de casa tenemos joyas que merecen ser conocidas, que deben ser conocidas, son parte de nosotros. Y que poco sabemos valorarlo.



Estamos a finales de mayo, aun quedan sombras de nieve en los picos más altos, los valles, de un verde que casi hace daño ver, y todo el día arriba y abajo saltando de valle en valle.



El regreso, no hay que complicarse, lo hacemos por las mismas carreteras, ya que como aconseja el Marqués, los paisajes son completamente diferentes en los dos sentidos de la ruta. El broche ideal para la ruta son unos peazo de huevos fritos con chicha y patatuelas que quitaron el hipo, somos multidisciplinares.



Que peazo de finde!!

La info de la rutilla, aqui

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