IratiXtrem 2012

Haciendo amigos

Pues un año más, y ya es tradición, nos vamos para la IratiXtrem. Esta marcha diferente se ha convertido en una de las favoritas del año, y como que casi en uno de los objetivos. Me encanta el buen rollo que se respira entre todos, corredores, organizadores, y voluntarios, y no tienes que aguantar durante toda la marcha esa “cara de perro” que parece tan típica en muchas marchas…

Además, por fecha, a mi se me hace perfecta, como último calentón previo a la QH, y que sirve de test final de sensaciones, pulsos, y dolores varios en la Crono de Larrau…

Aquí hay tiempo para todo. El despertar es mucho más tranquilo, sin ese estrés de ir a plena noche a la salida por si te quedas el último, sin que te claven codos en las costillas en la salida, sin los gritos de “torpeeeeeeee, quita de enmediooooo” en las bajadas, sin el “no puedo pasar al relevo, estoy muerto”, y luego te esprinten para llegar el 499º… Nooooooooo… Aquí todo es paz y armonía, los pajaritos cantan, etc.

Pero hubo un detalle del que tardé en darme cuenta. Y menos mal que mi compañero de ruta me lo avisó a tiempo. La estaba cagando. Me estaba convirtiendo posiblemente en el ser más odiado sobre el verde manto de la IratiXtrem. ¿Pero por qué? ¿Qué había hecho yo?

Sirvan estas líneas de humilde disculpa por ello, ante todo, hay que saber pedir perdón, aunque el daño ya estaba hecho. Una y otra vez, no hacía más que cagarla. No hacía más que aliviarme pensando, y peor aun, diciendo, lo agradable que se hacía el subir estos puertarracos sin la presión de subirlos en una marcha cronometrada. Un “menos mal que vamos de tranki”, otro “imagínate esto a todo gas”, y algún “buff, un 20%, te imaginas que dolor de patas si…” no hicieron más que minar las impresiones de muchos de los que me veían y oían en plenas rampas, y que bastante tenían con subir. Insultos entre dientes, miradas, buf… con razón… haciendo amigos, y posiblemente perdiendo a alguno de los que me traje…

A veces a uno se le olvida que se ha quedado en  peso gurriato 

Gracias Oscar por callarme antes de que alguno me diera un sopapo.

Y así entre insulto e insulto, pues llegamos a Bagargi. Aunque me costara, me puse serio. Ya es un ritual: parar a beber algo fresquito, revisar todo, apretar zapatillas, gel a la boca, y para abajo tranquilamente hacia la salida de la crono. Posiblemente diría que Larrau es mi puerto favorito, me encanta. Tantos chepazos y tantos años de vida perdidos alli…

Esta vez me la iba a jugar. Había estado cacharreando con las gráficas de pulsaciones de las últimas subidas y marchas, y vi que podía dar una vueltecita de rosca más comparando con el año pasado. El riesgo de petada era alto, altísimo diría yo, pero bueno, había que meter algo de intriga al asunto.

La próxima paro, Ane! Foto: Ane Gabiria

Como buen peso gurriato, me he convertido en bicho de sangre templada, con lo que no tuve la sensación de calor que otros acusaron, creo que era el primer día que hacía calorcito dando pedales, que ya iba tocando… Tampoco me fijé mucho en el viento, no sé si ayudó o no, con lo que al llegar arriba y ver que había tardado un par de minutos más que el año pasado, ya pensé que no había ido tan bien como entonces, pese a que me había sentido muy bien durante los tres cuartos de hora de chepazos.

Que sí, que paro, ya verás! Foto: Ane Gabiria

Al final sorpresón, sin saber el puesto, me llamaron al podium, había hecho tercero, y me llevé para casa la chula rodaja de haya del trofeo!!!

Foto: Ane Gabiria

La tarde, ya tranquila, unas cervecitas por el pueblo y a buscar sitio chulo para pasar la noche con la furgo.

El domingo daremos un pateillo por la Selva de Irati, con lo que buscamos algún sitio curioso para aparcar el caracol, que por cierto, me tiene enamorado…

Una noche preciosa, un amanecer espectacular en un mar de nubes, y un día perfecto para dar un pasein por el embalse de Irabia.

Normal que estemos todo el año esperando estos fines de semana…