Además, por mi parte también me viene genial
por ser ya la última guinda en la preparación para lo gordo de este año: el
Tour del Mont Blanc del 20 de julio.
Otra cosa no, pero eventos el primer fin de
semana de junio, hay para elegir… Quizá la decisión más difícil fue la de no
asistir a la Clásica Mireya
de Sabiñánigo, por todo lo que significa, pero opté por hacer caso a mi mente y
seguir con la decisión tomada de no volver a correr en esa categoría en la que
salgo serio en las fotos... Espero que mi familia de Sabiñánigo no me deje de
hablar por ello… yo los quiero igual!!!
Al final, la solución más fácil: iría a la
prueba más cercana, para encima dar apoyo a una de las pruebas turolenses, que
se lo merecen: A Cella que nos vamos!
La idea del finde era clara para Oscar y para
mí: Iríamos a calentar (o a calentarnos) a la marcha del sábado, para poder
estar a pleno rendimiento en lo importante del fin de semana: disfrutar del
domingo con las chicas en una pedalada por la sierra de Albarracín y los montes
universales, que en estas fechas están espectaculares, una vez que parece que el
clima va respetando (tanto insulto al cielo parece que va dando su fruto).
En la marcha del sábado, tardé un solo arreón
en darme cuenta de que como de costumbre, me iban a “crocar” a base de
achuchones, para variar, así que antes de que me extrajeran uno a uno los órganos,
decidí montar la película por mi cuenta y al menos sacarme un entrenamiento en
condiciones. Ya que no ha habido PaxAvant, no me iba a quedar sin llegar “escuajeringao”
a la meta este fin de semana. Así que decidí ponerme a tirar marcando un
ritmillo para intentar evitar el mayor tiempo posible que siguieran los pestosos arreones de salida, y una vez comenzado el primer puerto y abierta la caja de los truenos
definitivamente por los de delante, marcar mi ritmo e intentar hacer el resto
del recorrido tan fuerte como pudiera. Me daba igual que no pasara mucha gente
al relevo, me daba igual que siempre fuéramos los mismos, y que siempre se pusiera la
misma excusa para no echar una mano cuando en cambio aguantaban y aguantaban ahí a rueda como lapas. Y me daba igual tragarme el viento de cara, había que sacar un día útil, y lo conseguí.
Y el objetivo principal también se llevó a
cabo: el domingo pasamos un día espectacular por la zona, con Eli y María. También
fue un placer encontrarnos con María José a mitad de ruta, y que nos acompañara
durante unos kilómetros, ya que es posible que sea la primera vez en la
historia del ciclismo en que en un grupo de ciclistas de carretera haya una
mayoría femenina. Algo está cambiando, está claro!
La ruta del día. De Noguera, a Orihuela, Bronchales, Fuente del Canto, Puerto de Orihuela, Griegos, Villar del Cobo, Tramacastilla, y vuelta a Noguera. Más info aqui |
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