Vall Gold Race

Menos mal que el día de antes solo había hecho 150 kms con mil puertos y mil batallas en la KDD de Jueves Santo de Cella, ¿había mejor forma de venir a Vall D’Uixo a hacer la Vall Gold Race?

Más de uno por ahí ya lo sabe, pero yo estoy convencido de que dentro de unos años se va a hablar muuucho de esta ruta, y no va a ser por el inoportuno pito de arbitró con que nos deleitó durante toda la ruta el gran anfitrión David (lástima no se lo tragara en un bache…jejej…).

Lo tiene todo, 193kms, 3238m de desnivel, paisajes impresionantes, o un clima sorprendente para todos los animalitos de interior, como un servidor. Tiempo al tiempo.

La mañana comenzaba pronto para los cerca de 60 valientes, creo que en levante les gusta estar pronto en casa para ir a Misa, o algo así, de otra forma no se entiende que queden a las 7:30, ahora entiendo para que sirven unas lucecitas que venden para el casco y la bici…jiji… Todo ello a una “gélida” temperatura de 8 grados, que maravilla!

Por delante, los puertos de Marianet, Eslida, Ain, Arenillas, Pavias, y de nuevo Eslida y Marianet.

¿Falta mucho para el almuerzo? Ya se oia al kilómetro 3…

Kilómetros y kilómetros de perfecto asfalto de insinuantes curvas, que nos balanceaban por los más característicos paisajes de bosque mediterráneo y cortantes desfiladeros del Parque Natural de la Sierra del Espadán. Estoy poco a poco conociendo esta provincia de Castellón, y la verdad es que no falla nunca. Hay tanto que ver, tantas sorpresas, y sobre todo, para los de nuestra tierra: tanto y tanto más a parte de sol y playa. Una tierra que merece una buena visita (o dos o tres).

Casi sin darnos cuenta (es una sutil ironía) llegamos al almuerzo, que dicho así, no hace sospechar que se tratará de un menú en toda regla, con su buena ensalada, un plato de pasta para poder seguir dando guerra, unos lomos en salsibiris con patatas, natillicas y café… bendito almuerzo!

Eso sí, ya no sorprenden las penas que esputo a la hora de volver a montar en la bici, con otros 80kms por delante, ufff.

Más batalla, pinchazo, más batalla, coñas con cada uno de los asistentes, pim pam, y poco a poco nos acercamos al final. Con una deliciosa temperatura llegamos de nuevo al punto de partida, con cara de satisfacción y patas de piedra. Ya falta menos para volver.