Todo hacía indicar que iba a
hacer un fin de semana espectacular, había que aprovecharlo. Aunque en
principio lo dudamos, al final nos lanzamos a pasar noche a la cima de Portalet,
al parking pequeño a 500m de cruzar la frontera con Francia, punto de partida
de la pista de la que surgen todos los pateos por los alrededores del Midi D’Ossau.
Llegamos allí ya de noche. Fue una
experiencia impresionante… un cielo plagado de estrellas, y la tenue luz que
perfilaba todo el entorno, que hacía pensar que el amanecer allí sería
alucinante.
Así fue, lo primero que hice al
despegar un ojo a la mañana, aun de noche, fue abrir la cortinilla de la furgo
para ver si el espectáculo ya había comenzado. Cada vistazo que echaba los tonos
iban cambiando. Mágico.
Tanto nos gustó la experiencia,
que como el clima estaba siendo benévolo (no llegamos a tener temperaturas
negativas), decidimos pasar también allí la segunda noche. Esta vez en una
pequeña y tranquila explanada justo en la frontera.
Desde cualquiera de los dos
emplazamientos se pueden iniciar un montón de rutas, y es que, por mucho que habíamos
mirado los mapas, salimos con la intención de dejarnos llevar por el terreno, aprovechando que la nieve y el
clima estaban buenísimos. Al fin y al cabo la intención era tomar contacto con
las raquetas, ya que casi hacía dos años que no las tocaba.
Aun así, salieron dos buenas
rutas, de más de 4 horas cada una, que hicieron que llegáramos los dos días a
la furgo bastante devorados tanto de piernas como de brazos, impresionante lo
que se trabaja con las raquetas si te exiges un poco.
El primer día llegamos hasta el Collado de Aneou (o de Bious) y una pequeña cima cercana. Y el domingo, tras un poco de cacharreo por alguna pala para aprender un poco, nos acercamos al Collado de L’Iou. Preciosas vistas en cualquiera de las dos rutas.
Durante todo el fin de semana no dejo de pensar en lo diferente que está el Portalet el tercer finde de Junio. Se ponen los pelos de punta.
El domingo no queríamos llegar
muy tarde, y tras una visita a Charly y Tomasín que estaban por Formigal, pusimos
rumbo a casa, hasta que una llamada nos hizo parar en seco: María no iba a
tener prácticas el lunes, con lo que teníamos un día más para quedarnos. En el
Hostal de Ipiés nos damos la vuelta e “in extremis” decidimos que nos iremos a
la zona de Canfranc para hacer una rutilla por la Canal Roya, que es un lugar
que me encanta.
Ya no estamos para subir hasta
los ibones del Anayet, lo dejaremos para un día en verano que estemos menos
cansados, pero aun así nos sacamos otra buena rutilla por allí.
A ver si podemos volver a subir
pronto.
como estais disfrutando por eso lugares encantadores,envidia sana.
ResponderEliminarsaludos figuras.
que envidia. .asqueroso!!
ResponderEliminarrusky