martes

El Psico-Reto de los 20 Desiertos

A cada subida un palote... La foto es del día siguiente, por ver si se había borrado...

¿Y esto para qué sirve? Fue una pregunta que surgió unas cuantas veces a lo largo del día. Se puede poner la excusa de la preparación del Tour del Mont Blanc de Julio, pero casi queda más coherente decir que estamos como cencerros y punto. 
El objetivo del día (y de parte de la noche) era coronar por 20 veces la ascensión al Desierto de las Palmas, cima sagrada de las tribus locales levantinas. 10 por Castellón y 10 por Benicassim. Saldrían en torno a 7800 metros de desnivel en algo más de 300kms.


A parte de acumular esa distancia y desnivel, me motivaba el entrenamiento psicológico que suponía pasar 20 veces por la misma cima, o lo que es lo mismo, pasar 10 veces por la furgoneta sin mandarlo al carajo y echarme a dormir. Eso iba a ser lo complicado. 

Todo estaba milimétricamente organizado por el capo David: Salir a las 5h de la mañana, almuerzo en torno a las 10h, comida alas 15h y merienda/cena en función de las necesidades… a ritmo suave, en torno a hora y media por cada una de las 10 vueltas. 

El psico-reto al completo intentaríamos completarlo siete degenerados: David, Pedro, Toni, Victor Bernad, Quique, Victor Zafont y un servidor, acompañados a lo largo del día por distintos visitantes que más que nada querían saber si era verdad que se podía estar tan pasado. 
Con el chaleco no-reflectante
Con total seguridad, yo era el menos experto en rodar de noche, y menos mal que el bueno de Sorribes me prestó unas pedazo de luces, que parecían las largas de un BMW, que si no… También ayudó mucho la confección a propósito de un chaleco no-reflectante que al final no sirvió de nada, ya que no rebotaba ni una miaja de luz, según las coñitas de mis compañeros…
David, Victor Zafont, Victor Bernad, Toni Ortiz, un servidor, Quique Molinero, y  el gran Peter.
Al final, 15h30min de pedaleo, 19h15min contando las paradas, con lo que llegamos a los coches pasadas las 12 de la noche… Eso sí, después de miles de risas, canciones chorras, un almuerzo de escándalo, vaciladas, buen rollo, espaguetis con lomo, huevo frito y ensalada, muchos plátanos, ponerse y quitarse el chaleco, los cuatro cambios de ropa de alguno, tortillaca, torrijacas, el adiós al gorro braga de Quique, sus ruiditos, el lomo repitiendo toda la tarde, y un solo carajillo. Después de todo se me hizo hasta corto estar más de 19 horas seguidas haciendo lo que más me gusta: Pasarlo en grande dando pedales, y de eso se trata, ¿no?

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