07:00 am, empiezo a preparar la
bici media horita antes de la salida, es la ventaja que tiene salir en el cajón
amarillo y no tener que estar 27 horas antes para pillar buena salida. El capo
Luis ya se va hacia los cajones, pero se acerca a mí para darme un último
consejo: “Puedes hacerlo bien, pero no hagas el BOBO como el año pasado tirando
en cabeza hasta Somport…”. Él es el jefe, uno de mis principales referentes,
por no decir el principal, siempre le obedezco fielmente en todo lo que puedo,
pero al terminar el día tuve que pedirle perdón y suplicarle que no viera
ninguna de las fotos que salieran… que “pa’qué”…
Había hecho lo que me daba la
gana.
Mi cabeza no tenía nada que ver
con la de otros años, estaba bien tranquilo, no me estaba comiendo mucho el
tarro durante los días previos estaba comiendo y descansando bien, pero aun
así, la QH es diferente a cualquier otra prueba y siempre tienes que andar
gestionando un montón de sensaciones, tanto antes como durante la misma.
Una de esas sensaciones era el “yuyu”
a las masificaciones, sin embargo sabía que podía gestionarlo perfectamente. No
hacía falta comerme todo el aire yo solo, pero teniendo la oportunidad de
pulular las primeras posiciones, era la mejor forma de evitar sustos. En
realidad, esto hizo que la cosa empezara bien: Es difícil de explicar la
sensación de poder llegar al abarrotado centro de Sabiñánigo en cabeza del
pelotón, junto a Milton, y dejar que todos y cada uno de los pelos de mi cuerpo
se pusieran como escarpias. Fue tremendamente especial para él pasar por
delante de toda su gente, y también lo fue para mí, por lo que significa este
pueblo, todo su cariño, y este “color rosa” para mí.
Fue un perfecto toque en el
hombro para hacerme despertar y decirme: “chavalote, despierta y disfruta de
todo lo que vas a vivir en el día de hoy”. Con lo cual, la sensación que
más me preocupaba estaba siendo gestionada perfectamente, a pesar de no hacer
ni puñetero caso a mi principal referente encima de la bici.
Otra de las sensaciones con la
que tendría que luchar a lo largo del día era la pereza, y es que, subir un Somport
con las piernas aun agarrotadas, viendo un montón de “flaquitos” a tu alrededor
con ganas de darte candela, otra cosa no, pero doler, duele… Y a mí, si algo me
duele, me da pereza, no lo puedo evitar. Te montas películas, tarareas
canciones, intentas no mirar mucho el pulsómetro, te fijas en las piernas que
se gastan algunos, en los ánimos de la gente, o en los neveros que aún quedan
en las cimas, cualquier cosa antes de pensar en los jadeos que empiezas a
soltar.
Perdona Luis, no veas estas fotos... |
Era momento de apretar los
dientes y coronar Somport lo más adelante posible, pero sin gastar balas
innecesarias, dejándose llevar las últimas centenas de metros de la subida.
Perfecto, de momento todo estaba
saliendo según lo planeado. Tras gestionar el “yuyu” y la pereza, en Marie Blanque
tocaba tener unas palabritas con la Señora “Euforia”. La QH empieza aquí. Hasta
este punto, todo es un prólogo, una introducción, lo malo ha pasado y el
principal peligro a partir de este punto es dejarte llevar por la euforia,
venirse arriba, dar más de lo que debes y pencar como un palomo en los 28 kms
de Portalet.
Sé que el autor de los Planes
Azerbaiyán 1.0 y Azerbaiyán 2.0 se revolvería de rabia en su lecho al leer
esto, pero visto el petardazo del año pasado, había que evolucionar el Plan. Dicha
evolución fue germinada durante uno de los puertos de la IratiXtrem la semana
anterior, y contaba con dos cobayas que permitieran extraer conclusiones más
fiables: Sergio Larraz y un servidor. Era el Plan Errozate (!!).
Podría tratarse de la versión 3.0
del plan anterior, pero esto empeoraría la rabia de su autor por considerarlo
una auténtica mariconada (igual, por provocar, hubiera sido interesante).
La única variación del plan era
levantar un poco el pie y hacer lo duro de Marie Blanque de menos a más,
manteniendo la cabeza fría y sin venirse arriba.
Llegamos arriba, y todo OK, un
pasito más.
Una vez en Laruns fue como
desperezarse del todo y despertar completamente, ahora sí que sí empezaba lo
bueno. El grupo tendría unos 60 o así, y por delante no irían más de 8 o 10, no
sé. Comer y beber bien y a disfrutar. Tenía lo que quería: llegar a pie de
Portalet lo más adelante posible y con cuantas más balas sin gastar mejor, a
partir de aquí, hasta donde llegue, la carretera me pondrá en mi sitio. Ya solo
estar en ese grupo era un éxito, habiendo lo que allí había…
Mira que queda bien esa furgo ahi... |
Me encantan las sensaciones que
pueden llegar a provocarme este puerto un día de QH. Una vez más los pelos como
escarpias.
Esta fue la tónica hasta un punto
que no recuerdo, a falta de 3 o 4 kms para la cima, no sé, me estaba empezando
a cortar de lo que quedaba de grupo, que no tendría muchos más de 20 ó 25 unidades,
ya que poco a poco iba perdiendo efectivos.
No tengo una imagen clara de
aquello, sólo que coroné a menos de un minutillo de ese grupo. En la bajada
formamos un grupete de 4, y a comienzo de las primeras rampas de Hoz estaban
tan sólo a una docena de segundos, pero no hubo manera de volver a enganchar,
mis patas estaban haciendo gorgoritos… No pasaba nada, como he dicho antes, la
carretera me pondría en mi sitio, y demasiado bien que allí estaba.
Coronamos Hoz, engancho una
CocaCola, con cuidadín en la bajada, relevitos, aire en contra, y ya estábamos
allí, en meta, deseosos de mirar lo que contaba el marcador del tiempo:
5:53:59, no me lo podía creer, entré en meta gritando de alegría, casi 5
minutos de mordisco a mi tiempo de hace un par de años. Una sorpresa ver este
margen, cuando pensaba que aquello ya iba a ser muy difícil de mejorar…
Sergio, la segunda cobaya del
Plan Errozate, demostró la viabilidad del mismo con un tiempazo de 5:58,
tremendo una vez más.
Aun me quedaban un par de
sensaciones que menear en mi cabeza:
- Por un lado, durante semanas me he convencido de que esta sería mi última QH, tenía la sensación de que ya lo había visto todo, y que me había aportado todo lo que me tenía que aportar.
- Pero por otro lado, tengo otra dándome vueltas desde que crucé la meta, y es tomar esto no como un punto y aparte, si no como un punto de partida para seguir creciendo, ya que aunque a las patas no es que le queden mucho margen ya, con el coco, veo que sigue quedando faena para rato.
Iremos viendo…
con tu texto, he vivido la qh 2013, a pesar de poder asistir este año.
ResponderEliminargracias lofo
espero verte alli en 2014
ResponderEliminarGran prueba la que os marcasteis Sergio y tú. Sin duda Qh es única y de una u otra forma hay que seguir viviendola. Enhorabuena!!!!
ResponderEliminarjeje al final funcionó!!! Ya se puede patentar, ponlo en internet y verás: "baje usted de 6 horas con el plan errozate" jajajaja
ResponderEliminarSin duda, el plan de un "maestro"!!!
Y Patricia tu quebrantahuesos sí que merece una enhorabuena, descomunal!!!