Pues llegó este fin de semana,
con la última puesta a punto para el Tour del Mon Blanc, o lo que es lo mismo,
la última macarrada antes de la gran locura.
Que se puede decir de un
recorrido en el que en 190 kms se ascienden más de 5000 metros de desnivel… Por
mi parte, ya había hecho en alguna ocasión este tipo de desniveles, eso sí, o
bien a lo largo de bastantes más kilómetros, como es el caso de la
Luchon-Bayona, o bien a base de hacer el animal (directamente), como fue el
caso de subir 20 veces el mismo puerto en un solo día. Se puede decir que
a pesar de todo ello, es de los recorridos más intensos que he hecho nunca.
Total, si no parece tanto... |
Ya me lo olía, por eso no tenía
mucha idea de cómo iba a tomarme el día, iría a verlas venir, lo que fuera
surgiendo.
Iluso de mí, vaya sorpresa, el
primer puerto, Larrau, se subió a toda velocidad, como si se fuera a acabar el
mundo, y ya coronamos tan solo un grupillo de una veintena de descerebrados.
Los siguientes veinte minutos acabarían por hacerme decidir la mentalidad del
día: Sólo bajar Larrau y comenzar las primeras rampas de Bagargi me
hicieron tomar la decisión.
La bajada de Larrau por su
vertiente francesa estaba fatal, y no permitía muchas florituras bajando (vale
que yo tampoco soy un corredor de downhill…). Un par de los del grupo delantero ya vio
las gravillas francesas de cerca. Tranquilidad, que aquí estamos para lo que
estamos.
Y por otro lado, al comenzar
Bagargi, noté al que iba a ser otro de los protagonistas del día: el caloruzo.
Mira que llevaba todo el invierno y la primavera deseando de sudar, pero sentía
que estaba en uno de esos días en el que un sobre esfuerzo podía hacer que los
buitres tuvieran un aperitivo bastante novedoso…
Lo más coherente era no jugarse
el pellejo (que a estas alturas de temporada, es lo único que me queda…), no
jugársela demasiado en las bajadas, y conservar la salud en las subidas, no
fuera que la liáramos del todo. Me
tomaría el día con un poco más de relax. A todo ello ayudó la compañía, ya que
se puede decir que se trataría de una jornada de training para lo que me espera
en Suiza y el Mont Blanc junto a Alvarito. Que dios me de paciencia. Algún
amago de canción para aclarar la voz, algún feroz despellejo de las celebrities
de la química ciclista, conversaciones gastronómicas, y sobre todo muchas
risas.
Como novedad mundial, durante
algunos tramos de alguna ascensión conseguí verle en silencio. Pocos pueden
decir que han visto este inhóspito hecho.
Otra de las atracciones del día
fue la búsqueda del lugar perfecto para que David aliviara sus tensiones
intestinales. No valía cualquier lugar, nos pasamos prácticamente la mitad del
recorrido testeando sombras que cumplieran los requisitos. Elegimos bien, porque
una vez depurado no hubo quien parara al muchacho. Se nos dio bien la elección.
Y así, casi sin darnos cuenta (que
nooooooooo…. que es broma…) fueron pasando los kilómetros y los puertarracos.
Bagargi y sus kms por encima del 11%, su bajada sin bajada, el maldito Santa
Engracia, que pese a ser la tercera vez, no he conseguido subirlo nunca
consciente, la trampa de Lie, y la sensación de que Labays no terminara nunca. Dicen
que después de Labays había que seguir otro puñado de kilómetros hasta la
Pierre de St Martin, pero la finura del asfalto y el aire fresquito hicieron
que aquello ya no contara como puerto, ya había la sensación de que el reto
estaba hecho.
Al final ocho horitas y seis
minutos, menos de lo que en un principio podía imaginar para este recorrido,
que nos tenía un poco despistados en cuanto a las predicciones de lo que se
podía tardar en completar. Me lo había pasado pipa.
Una vez cruzada la línea de meta,
lo tengo claro, he tenido algún ratillo durante el día para decidirlo. Empieza
mi plan 2x2: Tengo dos semanas para pillar un par de kilillos (al menos), de
cara a las machadas de Suiza. Estas últimas semanas, tras los platos fuertes de
la temporada de pulsómetro he podido notar que estar en forma empezaba a tener
una cara B en mí: lo pillaba todo, resfriados, males de tripa... por lo visto mi
sistema inmunitario se había ido de vacaciones, y no, eso no me gusta, así que a
cuidarse y a comer como un animal!!
Por su parte, las chicas fueron a subir Larrau junto a Ramonet, que estuvo en una nube todo el finde por ser su bautismo pirenaico, enhorabuena! Incluso la Eli y él se atrevieron a bajar la vertiente francesa hasta el pueblo, tremendos. Mar y María prefirieron guardarse para el Domingo, y así darnos cera a los que estuviéramos "escuajaos".
Subiríamos a Belagua, bajando hasta Soudet, Souscousse, llegar hasta el collado de Isarbe, y regreso. Hoy más calmados vemos en toda su grandeza esta zona, impresionante...
Gracias por las fotos a David García, Oscar Maqueda y Orbea.
Fotos de David García?? Eso no me lo creo :p
ResponderEliminarEstá bien eso de levantar un poco el pie que también hay que tener días de "pleno disfrute"
Ahora a afrontar el reto de verdad... MUCHISIMA SUERTE CON ÉL!!!!!