En los planes iniciales estaba una visita a algún valle pirenaico, pero vista la previsión meteorológica, no quisimos perder ni un solo día y cambiamos el plan a última hora.
Una vez más, como en cada visita al interior de esta provincia, acabamos completamente boquiabiertos de todo lo que hay por allí. Se podría decir que es un lugar Spa para los que de vez en cuando necesitamos escapar de las temperaturas frescas de los lugares que frecuentamos. Y es que, si había una pequeña opción de evitar los primeros rigores y estirar un poquito más este primavotoño tan raro que estamos teniendo, había que pillarla al vuelo...
Para el primer día, teníamos entre ceja y ceja la subida al Ponotx, también llamado el León Dormido, por su silueta desde el origen de la ascensión en Polop.
Miauuu!! |
Ya experimentamos lo que será la tónica de las tres etapas: Calor y manga corta en pleno noviembre...
Impresionantes vistas desde la cima:
Desde allí podemos visualizar el objetivo para el siguiente día: la sierra de Bernia.
Desde Callosa subiermos hasta el fuerte de Bernia, y allí comenzaremos la circunvalación de toda la sierra.
Esta ruta circular tiene una sorpresa: el paso de una vertiente a otra de la cresta se hace a través de una cueva natural de una centena de metros de largo, el Forat, y que hay que pasar bastante agachado con la mochila quitada, un lugar mágico.
Y para terminar el último día, una trampa. Lo que se suponía una ruta suave para soltar patas se convirtió en otro precioso pateazo también bastante exigente: la subida al Montgó. Más de 600m de desnivel a través de una subida bastante pestosa, y una no menos curiosa bajada por la vertiente opuesta. Otro lugar recomendable 100%!
Volveremos!!
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