Primera vez que me acerco a esta
marcha, ya tenía ganas. Ofrece tres recorridos, de 120, 220 y 310 kilómetros.
Como no, había que ir a por la de 310 kms. Si bien no es la primera vez que
hacía esta distancia, si que era la primera vez que me iba a plantear hacerla
sacándome un poco los ojos (un poco solo), para ver que se sentía, de cara al
Mont Blanc de este año.
Intentar ir rápido en un recorrido de 310 kms y 6500m de desnivel me tenía intrigado, me parecía un encaje de bolillos el hecho de marcar una estrategia que te permitiera administrar las fuerzas y llevar el ritmo adecuado para no “crocar” y acabar en una cuneta echándote la siesta. Creo que esa es la mayor dificultad que veo en este tipo de pruebas.
El hecho de que hubiera tres
recorridos, y que todos saliéramos juntos a la misma hora dificultaba todo más,
ya que habría que tener sangre fría para no cebarse demasiado con los galgos
que hicieran las rutas cortas, pero también había que aprovechar el ritmo
tropical que pondrían en cabeza al principio.
Con lo cual, después de un minucioso
estudio, de un análisis profundo del trazado y de varios brainstormings informales
con Alvarito, la estrategia estaba lista. Como siempre, o petamos, o nos
salimos. No quedaría otra.
Dividiríamos el trazado en tres
partes aproximadas de 100kms.
La primera, saldríamos dándolo
todo, para ir en cabeza, para no pillar cortes ni cambios bruscos de ritmo, y sobre
todo, para enganchar buen grupo.
La segunda, desde el inicio del puerto del Soplao hasta el final del collado de Carmona, activaríamos lo que denominamos el modo “ECO”. Mi plancha también tiene un modo con el mismo nombre. En este tramo relajaríamos el pulso, marcando los máximos que cada uno hubiera calculado, e intentaríamos aprovechar al máximo posible las inercias del grupo en el que marcháramos, poniendo nuestro propio ritmo en las subidas y procurando que no nos faltara comida y bebida en ningún momento. Parece fácil, pero hay veces que cuesta tener la sangre fría de parar a comer o beber más que otros, o no venirse arriba para pestosear en alguna subida. Ains.
Al hilo de esto, algo que me
llamó la atención en esta marcha, y cada vez más en otras, es la cantidad de
gente que va en volandas, llevando coches o motos de apoyo, o que tienen a sus
sacrificadas novias, suegras, primos y cuñados distribuidos por el recorrido
para tenerlos siempre satisfechos de agüita fresca, comidita agradable, y todo
sin tener que parar. Eso es amor. Un mensaje para todos esos familiares:
Vivid vuestra vida, haced lo que
os dé la gana y no les hagáis ni caso cuando ese PRO que tenéis en casa os
intente “enmarronar” para que perdáis todo vuestro sábado en darle un bote de
agua en una marcha cicloturista, y encime os suelte alguna burrada si se le cae
al suelo. Que haga como todos esos cutres, miserables y desgraciados
cicloturistas que tienen que llevar encima todos sus enseres, media frutería encima,
tres gamas enteras de productos energéticos e isotónicos, y encima tener que
detenerse en avituallamientos o fuentes a llenar los bidones. Dejadlos que se
enfrenten a ellos en igualdad de condiciones a ver qué pasa. Además,
disfrutaréis un montón más haciendo turismo a vuestra bola.
Tras esta interrupción de mi “muñequito rojo”, seguimos con los detalles…
Por último, el tercer sector,
desde el comienzo de Palombera, hasta meta, los últimos 100kms, intentar
arrancar la moto con lo que quedara dentro (si arrancaba...). En esos 100kms tendríamos que subir
Palombera por sus dos vertientes, una de 28 kms y otra de 5 ó 6, ambos con
porcentajes suaves. La de 28kms, un puerto que Alvarito llamó “pajarero” en el que
la diferencia podía ser brutal de subir “crocado” a subir fuerte, al igual que
la vertiente opuesta, solo que mucho más corta.
Esta era la fase más fácil, o iba o no iba, o me salía o me arrastraba como un piojo, pero también la que más curiosidad me despertaba, ya que al fin y al cabo ponerse a tope con más de 200 kms y varios miles de metros de desnivel en las patas me despertaba ciertas dudas...
Al final, y sobre todo gracias a Alvarito, que me controló cuando no había que gastar, y que me supo encender cuando hubo que darlo todo, la estrategia salió a la perfección. Se pudo mantener un ritmo fuerte en las dos subidas, justo como quería, que me hicieron recuperar un buen puñado de minutos. Impresionado me quedé. Ha sido uno de los días que mejores sensaciones he tenido encima de la bici...
Además, por otro lado, conseguí el objetivo que tenía en mente, que era estar bien arriba en la clasificación de los que mejor se lo han pasado en esta marcha, que de eso se trataba.
10h15min - 308 kms - 30 km/h pelaos de media
Esta era la fase más fácil, o iba o no iba, o me salía o me arrastraba como un piojo, pero también la que más curiosidad me despertaba, ya que al fin y al cabo ponerse a tope con más de 200 kms y varios miles de metros de desnivel en las patas me despertaba ciertas dudas...
Al final, y sobre todo gracias a Alvarito, que me controló cuando no había que gastar, y que me supo encender cuando hubo que darlo todo, la estrategia salió a la perfección. Se pudo mantener un ritmo fuerte en las dos subidas, justo como quería, que me hicieron recuperar un buen puñado de minutos. Impresionado me quedé. Ha sido uno de los días que mejores sensaciones he tenido encima de la bici...
Además, por otro lado, conseguí el objetivo que tenía en mente, que era estar bien arriba en la clasificación de los que mejor se lo han pasado en esta marcha, que de eso se trataba.
10h15min - 308 kms - 30 km/h pelaos de media
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