miércoles

Luchon - Bayona 2014

A lo largo de todo el año ando viendo como reacciono a las largas distancias, estudiando pulsos, viendo cual sería el ritmo que no debo pasar, la comida, las paradas… Pero en esta Luchón-Bayona quería averiguar  que pasaba si todos estos cálculos saltaban por los aires. Normal que una vez llegado a Bayona, estuviera deseando que el domingo diluviara para no hacer el regreso a Luchon en bici, como estaba planeado.

En principio, la salida desde Luchon fue según lo previsto, disfrutando del “aura ciclista” que se respira en esa ciudad, y más en concreto en este evento, que yo considero único en su especie. Aun así, ya desde el primer cuño en la línea de salida, durante las primeras rampas de Peyresourde, me centré en coger ese ritmo que tenía planeado.

Poco antes de la cima me junto con un Barcelonés que también lleva buen ritmo, ya éramos dos, y coronando el Aspin alcanzamos a un tercero, del Pais Vasco. Buena pinta tenía el grupo.


Comenzamos Tourmalet y vi que aquello comenzaba a pintar de otra forma, el ritmo comenzaba a ser más y más alto, y el pulso ya no tenía nada que ver con lo que ponía en mi calculadora mental. Había que tomar una decisión: 

O bien me cortaba y me ponía a mi ritmo, pero eso implicaba que a partir de Aubisque corría el riesgo de quedarme más sólo que la una y penar como un piojo hasta Bayona. No.


Otra opción era cortarme, y esperar a que nuevos amiguitos entraran por detrás, para al menos tener alguien con quien hablar. En mi cabeza daba vueltas la idea de que había venido a lo que había venido, a hacer un último entrenamiento de calidad, con toda la miseria que fuera necesaria, así que también, descartado.

La última opción daba pereza, pero era la más razonable (en realidad la menos razonable…), y era olvidarme del pulsómetro e investigar a ver qué pasaba. A ver cuantos kms tardaba en arrastrarme. Si aguantaba hasta Aubisque, la segunda mitad de la ruta sería más favorable marchando en buena compañía.


Me la juego y voy a por esta tercera opción, por supuesto. A pesar de que me olvidé del pulsómetro, tanto en Tourmalet como en Soulor, decido marcarme mi propio ritmo, y dejar marchar unos cientos de metros a mis dos compañeros, y así marcarme un ritmo constante que no me destrozara antes de tiempo. Tanto en un puerto como en otro, entre los avituallamientos, los sellos de la tarjeta, y las bajadas, un puñado de segundos eran fáciles de volver a recuperar.

¿Cuánto duraría? ¿Cuánto tardaría en explotar? ¿Tendría que buscar una pensión para hacer noche a mitad de recorrido? No había miedo, en la cima de Soulor disfruté de mi “momento delicatesen” que me hizo resetear todos mis temores, y es que ese bocadillo de foie con panceta fue directo a mi espíritu, un regalo para el alma, inigualable, intenso, magnífico…

-“Toc, toc, venga Ernesto, despierta, llena el bote que nos vamos…”.
-“Voooooooooooy”.





Todavía relamiéndome por ese bocadillo de arte, tras el espectacular tramo del circo de Litor y la bajada de Aubisque hasta Laruns, confirmamos lo que ya temíamos… tendríamos aire en contra en la segunda mitad del recorrido. Y lo que es aún más grave, el descubrimiento de un terrible suceso que desconocía por completo: No tenía ni la más remota idea de que la zona entre Oloron y Bayona había sufrido un terremoto en los últimos dos años, el relieve no tiene nada que ver con lo que recordaba de 2012, ya que en la actualidad existen 5347 repechos que no me sonaban de nada aquel año.

Perfil de la Luchon - Bayona como lo recordábamos y tal y como se realizó en 1910

Nuevo perfil tras los terremotos que parece que han tenido lugar estos dos años

Hay quien decía que era porque aquel año el viento ayudó más, pero no me lo creo, lo de este año no podía ser posible sin un movimiento tectónico, ¿de dónde han salido estos repechos?

Los primeros 30 o 40 repechos vale, pero a partir del 1000 o 1500, ya la cabeza empieza a fallar, en algunos me pareció hasta ver nieve o alpacas como las de Tourmalet, ya que las sensaciones eran similares a las de un puerto de primera. Siempre parecía que era el último repecho, y comenzaba la bajada hasta el nivel del mar, pero siempre quedaba uno más, nunca acababan.

Cuando por fin lo hizo, ya a falta de sólo 10 o 12 kms, yo, más chulo que un ocho, sentí que o levantaba el pie un poco, o me comía una rotonda o un pino. Mis piernas iban bien, pero mi cabeza estaba empezando a perder el control de la situación, y la concentración cayó en picado, así que me despedí de uno de mis compis primero, y un par de kms más adelante, del otro que venía en solitario por detrás, e hice el último tramo contemplando la desembocadura del río Adur (más que contemplando, tomando distancia para no caer en ella con la caraja que llevaba...). El reloj marcaba casi las 18:20 cuando llegué al polideportivo de Bayona.

Contento por que aunque la caraja llegó, como era de esperar, fue muuuucho más tarde de lo que en ningún momento pude esperar, con lo que el entrenamiento me aportó justo lo que quería: Un poco más de conocimiento sobre mí mismo, un poco más de autocontrol en los momentos que quieres tirar la toalla y parar a comerte un helado, y sobre todo exprimir al máximo una Luchon Bayona que para mí, es sin duda la ruta que mejor representa la épica y la historia de ese ciclismo de otra época que tanto me atrae.


Muchas gracias por las fotos a Miguel Arriola, y gracias también a mis dos compañeros de ruta, que aun sin saber ni como se llaman, me hicieron disfrutar de un día inigualable.

PD: Al final hubo suerte y el domingo nos hubiera diluviado durante gran parte del recorrido, con lo que dejamos el regreso en bici hasta Luchon para dentro de dos años, tomándose, eso sí, el sábado con otra filosofía. Se aceptan voluntarios.


9 comentarios:

  1. Enhorabuena amigo, sabes que tal le fue a soto, me interesa porque al año que viene tengo en mente intentar esta yo.

    marco un abrazo

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    1. Marco!! pues soto, sobrado, ya sabes que es un diesel de los buenos... disfrutó mucho... Lo único, Marco, es que esta es cada dos años... Un abrazoooo!!!

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    2. Matxine. Doy fe de que tooooooooda esa cantidad de repechos EXISTEN!!!

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  2. Sólo los valientes buscan sus límites, sabedores que su cabeza siempre es más fuerte que el corazón.

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  3. Solo me he enterado de que has pillado una pájara

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  4. Hola Ernesto:

    Encantado de haberte conocido, veo que tu espíritu ciclista se asemeja bastante al mío, yo también soy un apasionado de la historia del ciclismo y especialmente del Tour de Francia. Rememorar paso apaso aquella mítica etapa de 1910 que ganó Octave Lapize era todo un reto para mi, se me ponía la piel de gallina según franqueaba uno tras otro aquellos míticos pasos de montaña.
    Subiendo el Peyresourde recordaba los 4 hachazos de Contador en 2007 a Rasmussen entre las últimas curvas, en el Aspin la exhibición del tramposo Ricco en 2008, subiendo el Tourmalet no me explicaba como en los comienzos Lapize y compañía lo subían con bicis de hierro, desarrollo único, sobre una ruta sin asfaltar y dentro de etapas de mas de 300 Km, como la que nosotros recorrimos . En la bajada disfruté recordando como allí mismo un Indurain enfermo dio caza a un Rominger desatado en 1994. Del Soulur-Aubisque recordé como ahí Escartín consolidó su plaza de podium en 1999.
    En Osquich el sufrimiento tenía fácil consuelo comparándonos con las condiciones bajo las cuales compitieron nuestros héroes de 1910. Los toboganes entre Lacarre y Hasparren no fueron problema para mi, ¡Es una de mis zonas habituales de entrenamiento¡.
    La felicidad al llegar a Bayona no la puedo describir...

    Un saludo

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    1. Un abrazo, y ojalá coincidamos pronto en otra aventura!!

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  5. Sándwich de foie y panceta...!!!!????
    sin fromage?

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