domingo

El Valle del Sonsaz por Valverde de los Arroyos




Prácticamente el cien por cien de los montañeros y senderistas que acuden a Valverde de los Arroyos, lo hacen para tomar rumbo oeste en dirección al Ocejón, pero este valle-verde ofrece otras alternativas no tan conocidas y tanto o más interesantes.
Junto a nuestros colegas de Trashumancia Almazán queremos recorrer el Valle del Sonsaz, al que accederemos desde Valverde.
La ruta comienza en el aparcamiento a la entrada de este pueblo, desde donde desandaremos un centenar de metros la carretera por la que hemos llegado (la que baja desde Umbralejo) hasta encontrar la pista que aparece a nuestra izquierda. Esta pista ancha va cogiendo altura poco a poco a medida que nos vamos contando todas las batallitas desde la última vez que coincidimos, que la verdad, no son pocas, y que al mismo tiempo, va rodeando la ladera derecha del valle-verde.
A medida que vamos tomando dirección norte vamos comenzado a intuir la distribución del Valle del Sonsaz, como una especie de valle paralelo al que pertenece Valverde de los Arroyos. Poco a poco iremos descendiendo y como la respiración se calma nos da tiempo a trazar mentalmente nuevas rutas de bici de montaña por aquellos parajes que tanto se prestan a ello.
Es un valle amplio y verde que va encajonándose suavemente, de una tranquilidad y calma brutal. Poco a poco llegamos a las orillas del Sonsaz y lo cruzamos a través de un curioso puente, a partir de aquí iremos serpenteando a un lado y otro del mismo, por todo tipo de puentes de madera o piedra, o saltos de piedra en piedra, la verdad, una ruta muy especial.
Más adelante nos despediremos del Sonsaz y giraremos a la izquierda, hacia donde, vaya tela, es todo cuesta arriba, ¿Por qué no comemos? No es que tengamos hambre o ganas de deleitarnos con nuestra dieta montañera, que va, es por aquello de subir menos peso y quitar lastre de cara a la ascensión.
Por cierto, que rico estaba el lastre… La subida, primeramente suave a lo largo de un valle tapizado de Gayuba desde el que ya se divisa que la última parte de la subida será algo más técnica y empinada, por un roquedal que nos llevará prácticamente hasta los 1900m, no está mal. A esa altura, alcanzaremos un collado, al que, por que no, habría que pensar en bautizar… Desde alli, una mágica y novedosa visión de la cara norte del Ocejón, en la que se aprecia el serpenteo de la senda clásica, por la que suben y bajan varios grupos de caminantes.
Desde este collado, tendremos que bajar nuevamente un fuerte desnivel hasta encontrarnos con uno de los arroyos que alimentan las conocidas Chorreras de Despeñaelagua, donde decidiremos si damos o no un nuevo empujoncito y hacemos cumbre en el Ocejón. A partir de allí el regreso es por la ruta clásica, eso sí, no con las sensaciones clásicas, si no con la satisfacción e ilusión de haber completado una nueva ruta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario