Es especial por las partes del espíritu o del corazón a las que llega, por todo lo que pulula por el aire durante todo el fin de semana: el cariño, el compañerismo, o las ganas de disfrutar la vida y luchar por ella cada día que amanece.
Este año, el homenaje sería doble, por un lado a Mireya, y por otro para el pequeño Ibón, como una puesta en común de ese gran equipo con el que cuenta nuestro txikimuur en su lucha contra la enfermedad del MPS.
El sábado contaríamos con una tranquila ruta por los alrededores de Sabiñánigo, como siempre, en buena compañía, y que sirvió (junto con el cenorrio) de entremés para lo que una parte de los asistentes estaba tramando para el domingo: Una “rutilla” por la zona de Aubisque, que cada uno adaptaría a sus necesidades… y que yo, junto a algún zumbao más, adapté como sigue:
Desde Laruns, subida a Aubisque, Soulor, Spandelles, Coradouque, y de nuevo Soulor y Aubisque, para terminar con un Portalet, y un regreso hasta Sabiñánigo, por aquello de redondear a los 5000m de desnivel…
Que maravilla…
Aqui, más info de la ruta.
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