miércoles

Alpes 2012. Día 10. Colle de la Madalena, Col de la Lombarde, Cime de la Bonette

Posiblemente la etapa a la que más respeto tenía. Si bien la etapa de Agnelo podía parecer más dura, siempre tuvimos la opción de quitar o acortar Sampeyre si era necesario.

En esta no, era una ruta circular de en torno a 160kms y más de 4200 de desnivel, en la que llegaríamos a la “Cima Coppi” del viaje, la Bonette/Restefond con sus 2860m. Y encima el penúltimo día.




Descripción de la ruta aquí

Pariendo desde Jausiers, la cosa empezaba bien, el Colle Della Maddalena, (que aunque su vertiente francesa se denomina Col de Larche, pues mira, me gusta más el otro nombre), era bastante llevadero, a pesar de sus 20kms.






Tras coronar, ya en suelo Italiano, me marcó su bajada, 100% italiana, con sus “tornanti” perfectamente numerados, del 18 al 1, para que en cada momento sepas en que momento del éxtasis te encuentras. Curvas, curvas, y más curvas. Como ya paso el año pasado, estos días están siendo todo un máster en descensos, espero poco a poco mejorar esa condición de “seto” que para muchos me caracteriza.




Algo de plato hasta Vinadio, y empezamos el Col de la Lombarde, segundo del día. Tráfico cerrado, y en mi depurado italiano pregunto a un compañero ciclista que bajaba. Me comenta que sin problema, sólo es una marcha cicloturista, podemos subir. Una especie de Crono a lo Irati Xtrem hasta el Santuario de Santa Anna, a mitad de subida. ¿Qué mejor que meterte en medio de una cronoescalada justo el día que más pánico tienes por el recorrido? Moñeces.

Y encima el puñetero soriano metiéndome baza cada vez que veíamos alguien a lo lejos… En que hora…


Incluso hubo tiempo de hacer de gregario a la tercera fémina de la general durante unos kilómetros. Con pena nos despedimos en el cruce hacia su meta, y nosotros, resignados, proseguimos el ascenso.

Toda la subida se hace muy exigente, con fuertes pendientes aunque con algun descanso. Los últimos kilómetros, preciosos. Verdes, plagados de pequeños ibones, y con todo el espíritu tranquilo de un puerto no muy conocido.



Entramos en Francia en el descenso por el complejo invernal de Isola2000 y en mente solo la pizza y el platazo de pasta que nos pimplaremos en Isola. Espera el comandante Bonette.

A los 8 o 10 kms de arrancar tras el abundante refrigerio, indico a Oscar que me permita, que voy a mirar una cosa, parándome junto a un banco a la sombra. Extrañado, me observa bajarme de la bici y sentarme en el banco. 3 minutos después estaba dormido.

Los días, el madrugón, los kilómetros, y la panzada a comer hicieron necesario un pequeño reset para no caer dormidos a la tercera curva del puerto.

Buenos dias! Nos lavamos la cara, y todo listo para disfrutar de otro de los momentos marcados en rojo del viaje, otro momento mágico.






Subida imposible, caótica, desordenada, impredecible, en la que tendríamos que remontar prácticamente 1900 m de desnivel desde Isola, sin duda el mayor desnivel en un solo puerto de toda mi vida.




No hacía más que restregarme los ojos cada vez que veía puntitos brillar allá arriba, no podía ser que tuviéramos que subir hasta allí. Pues sí, podía ser.

Unos kilómetros más tarde aparecieron las formas de su característico final, la montaña perfecta, esa cúpula redondeada que por capricho de Napoleón fue envuelta por una pista que convertiría ese paso en el más alto de Europa.






Y esa es precisamente la sensación, la de estar en el techo del mundo, o más bien en otro planeta. Paisaje de zahorra gris, que te deja sin palabras, inmóvil, con un nudo en el estómago. Así es la Bonette.



Frío, viento, hay que disfrutar rápidamente del paisaje mientras te abrigas. Para abajo, antes de que una ráfaga de viento nos lleve hasta Niza…

Un lugar mágico.









1 comentario:

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