RUTA |
Tenía buena pinta también la ruta. Tanto Julier como Benina los habíamos hecho con el coche para llegar desde Bormio, y queríamos sentirlos sobre la bici. Lugares mágicos ambos. Y el regreso lo haríamos por el lado opuesto de Albula, por La Punt.
Julier es el “típico” puertarraco Suizo. Más de 36 kms de subida, y más de 1500 m de desnivel. Sin grandes desniveles ni porcentajes, pero de tres horas de subida. Puertos que te van matando. Es un alivio llegar a falta de 12 ó 13 kms, cuando el paisaje va abriendo, desaparecen los pinos, y las vistas ya te van empujando hacia la cima.
Corto descenso hasta St Moritz, donde por un lado no podías dejar de abrir la boca por la cantidad de pasta que se debe manejar en ese pueblo, y por otro lado, una parte muy importante de mí estaba deseando largarse pitando de ese lugar. Curioso contraste.
Cerca de allí se inicia el Passo Bernina por su vertiente más asequible, ya que ya parte de una altitud considerable, más elevada que la cara italiana. Nos hipnotizó su belleza, con sus vistas a diversos glaciares durante toda la subida, como el Palü, el Pers, o sobre todo el inmenso Morteratsch. No nos queríamos perder esta subida tras conocerla en coche los días previos.
Con la boca abierta, coronamos y media vuelta. El regreso lo haremos por Albula.
Era nuestro puerto, por ello no nos importó hacerlo dos días, queríamos conocerlo bien con todos sus matices, merecía la pena. Y desde luego, aunque esta cara desde La Punt sea mucho más corta, de unos 8 kilómetros bastante exigentes, la disfrutamos al máximo. Nos salió el día perfecto: muy buen clima, buena temperatura, y una luz espectacular que nos permitió recrearnos a gusto, parando cuantas veces hiciera falta para apreciar todos los detalles.
Con ésta, finalizaba el bloque de etapas de esta primera zona este de Suiza. Al día siguiente pondríamos rumbo a Meiringen, parando antes en Andermatt para la ruta del día. Bloque intenso el que nos esperaba.
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